"...Oh, sí, llevad, amigos,
su cuerpo a la montaña,
a los azules montes
del ancho Guadarrama"
Se cumple este año el 150 Aniversario del nacimiento de Antonio Machado y, que yo sepa, la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento donde resido no tiene prevista ninguna actividad especial para homenajearle. Vaya, lo normal en un municipio dominado en más del 70% por la derecha y sus extremos aliados.
Antonio Machado, uno de los poetas contemporáneos más importantes de nuestro país, el más joven representante de la conocida como "Generación del 98", destacó por acometer en su obra desde trazas iniciales de pujante estilo modernista hasta, ya en el cénit y culminación de su carrera, ofrecer al lector aficionado bellísimos versos de corte simbolista, romántico y popular. Muerto en el exilio, poco anters de finalizada la Guerra Civil, sus restos descansan en el pequeño pueblo francés de Colliure, mejor así, exiliado también de la ciénaga.
Sevillano, Antonio (aquello de "¡Oh maravilla! / Sevilla sin sevillanos..." es cosa suya), personaje inmortal que se manifiesta en alguna ocasión afirmando que "la mayor tortura a que se me puede someter es la de escuchar mis versos recitados por otros" (1), ¿qué hubiera pensado entonces de la apuesta que Joan Manuel Serrat realizó 30 años después de su muerte? El cantante catalán que, justo un año antes, había sido protagonista de su conocido rechazo a participar en el Festival de Eurovisión si no lo hacía en su lengua natal, daba comienzo en ese mismo 1969 a su etapa con grabaciones en castellano, primero con su Lp homónimo y con este "Dedicado A Antonio Machado, Poeta", ambos publicados en el sello Novola, inmediatamente después.
Desde luego, hay que reconocer que esta apuesta de Serrat supuso un auténtico éxito tanto para él como para Machado. Para el poeta andaluz porque impulsó una nueva reivindicación de su figura, relegada al ostracismo por un régimen político en los antípodas de su obra y pensamiento; para el cantante catalán porque, además de abrirle definitivamente las puertas de un mercado en castellano que había comenzado a seducir con su ya mencionado trabajo anterior (canciones como "La Paloma", "El Titiritero", "Tu Nombre Me Sabe A Yerba" o "Poema de Amor", formaban parte de él), porque motivó también el que se reafirmara en el papel -compartido con el del poeta- reivindicativo de la vencida causa republicana.
Serrat ha elegido y adaptado del poemario de Antonio Machado una mayoría de versos pertenecientes al catálogo de "Soledades", "Guitarra Del Rincón", "Las Moscas", "Del Pasado Efímero", "Españolito", "A Un Olmo Seco", "He Andado Muchos Caminos" y "Parábola", en esta última canción adapta también varios versos pertenecientes a otras composiciones -"La España de charanga y pandereta"-. De "Campos de Castilla", "Llanto y Coplas", "La Saeta" y "Retrato". De "Proverbios y Cantares", "Cantares". Una composiciópn propia de Serrat, "En Coulliure", completa el repertorio. A destacar la aportación de Ricard Miralles, músico y arreglista de contrastado prestigio, sus trabajos con Alberto Cortez, Soledad Bravo, Nueva Troba Cubana, Amancio Prada, además de su papel como futuro Director Musical del propio Serrat, así lo acreditan.
La voz de Joan Manuel, cálida, sentimental, profundamente expresiva, se acopla con suma facilidad al poemario de Antonio Machado. Entre los distintos y numerosos versos que componen este homenaje dedicado a su figura, Serrat transmite con su voz - como un vademécum- aquellas imágenes que el poeta pretende expresar, dibuja las palabras con su voz grave, es capaz de adecuarlas perfectamente a su entorno sintáxico durante todo el recitado, con precisión de orfebre las modula hasta convertirlas en música, es ésta la última y definitiva aspiración de la poesía de Antonio Machado, melodía musical.
"Dedicado a Antonio Machado, Poeta" gustó y triunfó entonces entre toda clase de público, tanto en España como en Hispanoamérica, entre el público joven, el auditorio adulto y la gente también mayor con cierta educación y antecedente cultural que, aprovechando una oportunidad que entonces no se daba con frecuencia por aquí, supo transmitir a las siguientes generaciones su amor por la poesía. Tal fue su su caso, su mejor ejemplo.
A Gloria Folache (1929-2025)
(1) "Los complementarios (1912-1926). Obras Completas II. Prosa" (RBA . Instituto Cervantes, 2005).